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lunes, 24 de octubre de 2016

Una semana mas


Cuando ya llevas una semana en el hospital tu cuerpo ya se acostumbra, ya no tienes un shock mañanero cuando intentas despertarte. Te lo tomas con más tranquilidad y empiezas a pillar el punto a las cosas. 

La primera semana cuando hablas con un paciente lo haces muy forzado y sin saber muy bien ni lo que estas diciendo, te sientes incomodo. Pero en la segunda semana todo cambia, estas más cómodo y andas por tu planta como por casa, ya sabes donde están las cosas y hablar con los pacientes ya no es algo que evites, si no que hay veces que hasta tu buscas sacar el tema de conversación. 

Cada semana cambiamos de habitaciones, es decir, cada semana nos ocupamos de una serie de camas distintas. Al acabar la semana las cambiamos, así nos permite atender a otro tipo de pacientes, con otras necesidades y problemas, lo que nos permite aumentar nuestro conocimiento. Hoy era día de rotación, por lo tanto tocaba conocer nuevos pacientes.

El hospital esta abarrotado, de hecho tenemos en dos de nuestras habitaciones 3 camas, cuando la habitación es de 2 personas, lo que supone un trabajo extra en ese par de habitaciones. Espero que sea algo transitorio y no algo permanente, ya que están algo apretujados los pacientes y los familiares en esas habitaciones, 

Cada día me va gustando más este trabajo, que no es para nada como te esperas que sea en primero cuándo estas estudiando. Por mucho que te expliquen nunca te enseñarán tanto como puedes aprender en el hospital. 

Espero subir esta semana una serie de monográficos acerca de las cosas que hago en mi día a día y de enfermedades habituales en mi planta, así que estad atentos...

SEGUNDA SEMANA



SEGUNDA SEMANA:


Hoy empezamos con una nueva semana, y con muy buen pie.

Después de realizar los controles, preparar la medicación, desayunar, realizar las curas y poner la medicación. Llegó el momento de realizar algo que no había hecho nunca a un paciente, unicamente en los muñecos de la facultad (los cuales no simulan ni un pelo la realidad).

Hoy me han vuelto a asignar a Silvia como profesora, cada día es más fácil trabajar con ella, poco a poco nos vamos entendiendo, con ella aprendo un montón, gracias a su alto nivel de exigencia (alguna veces es demasiado, ya que pregunta cosas muy técnicas, que como alumna de 2º, no tengo ni idea).


Entré en la habitación de la paciente, con el resto de mis compañeras. Mientras Renata preparaba el material y el ambiente para realizar la extracción de sangre, se escuchó la voz de Silvia diciendo: "Esta vez va a hacerlo Candela". La extracción de sangre es una técnica que en si, es fácil, pero que muchas veces pueden surgir complicaciones, como que las venas sean difíciles de palpar, o que sean bailarinas o que sean tan débiles que se rompan al segundo, por lo tanto, es una técnica un poco odiada por los pacientes.

 " Me dispuse a realizar la extracción, cogí el compresor y se lo coloqué en el brazo, palpé la vena y con una gasa desinfecté la zona con clorixidina, tensé la piel, y con el bisel de la palomita hacia arriba, atravesé la piel, llegando a la vena; y cuando observé que salía sangre, mis ojos se iluminaron, ¡ LO HABÍA CONSEGUIDO!





Cada día de prácticas, se aprende más que en un mes en la facultad. Aprovechadlo siempre al máximo!